domingo, 27 de junio de 2010

Artasona, cuando el valle del Cinca se ensancha

Reproducimos un extracto del dominical Rutas por el Alto Aragón: Cuaderno de viaje, publicado el 1/11/2009 en el Diario del Alto Aragón

Para llegar hasta Artasona hay que tomar el correspondiente desvío que hay en la carretera A-2211 en el tramo de El Grado a La Puebla de Castro. Está señalizado. Del conjunto de la población destacan el castillo y la parroquial. De hecho, "buena parte del desarrollo urbano apunta motivaciones defensivas", según escribe Adolfo Castán en su libro sobre los castillos de la provincia.

Esta localidad se encuentra en la margen izquierda del Cinca, entre dos barrancos, por lo que su acceso es solamente posible por la carretera que hemos tomado para llegar hasta ella. Un tranquilo paseo por sus calles permite ver curiosos rincones, portadas, pasos bajo arco, ventanas enrejadas de antiguas viviendas o recientes construcciones producto de las ideas actuales en materia de edificación. Las macetas adornan algunas portadas y en un extremo del casco urbano existe un mirador sobre el Cinca, río que ha superado las estribaciones de las sierras exteriores del Prepirineo y dejado almacenados buenos caudales en el embalse de El Grado.

Esta privilegiada posición fue destacada por Pascual Madoz a mediados del siglo XIX. En su Diccionario Geográfico dice que esta localidad "disfruta de muy alegres vistas, además de la hermosa perspectiva que ofrece el Cinca, se descubre todo el monte en lontananza" y "mucha parte de la cordillera del Pirineo".

El castillo se levanta sobre la roca, que todavía se ve en algunos lugares bajo los sillares de piedra. Se compone de una torre, cuadrada, y un espacio rectangular, que sería la vivienda del propietario. La primera tiene un acceso en altura, con portada adovelada. Conserva aspilleras y una ventana ajimezada con el parteluz rectangular. Queda la duda de si tuvo más altura que la que presenta en estos momentos. Seguramente. A sus pies, en la calle, hay un arco semicircular con un escudo de armas en la clave.

En los muros de la vivienda se abrieron grandes vanos. Desde la planta primera de este edificio se accedería a la torre. Adolfo Castán, en "Torres y Castillos del Alto Aragón" (2004) editado por DIARIO DEL ALTOARAGÓN, considera que la torre se edificó a finales del siglo XV o principios del XVI. La parte correspondiente a la vivienda se levantaría en el XVIII.

La torre de la fortaleza, pese a su estado de deterioro, todavía tiene la altivez propia de estas construcciones. Vacío por dentro, el castillo solamente puede darnos lecciones de historia o arquitectura militar. Enfrente, unos operarios se afanan en rehabilitar una vivienda de alargada fachada. Su sombra se proyecta sobre la otra torre destacada de Artasona, la de la iglesia parroquial.

Manuel Iglesias, en su libro "Arquitectura Sacra" (1998), explica que la iglesia parroquial de la Presentación tiene elementos de tradición románica, como la planta y su orientación, los laterales de la nave y las bóvedas que los cierran. La cabecera y la galería de arquillos se harían entre los siglos XVI y XVII. Finalmente, la obra de la capilla lateral sería realizada en el XVIII, por lo menos, termina afirmando este historiador. Define el conjunto como "sin pretensiones, aunque correcto, aliñado y de bien ajustadas proporciones".

Otro destacado viajero por la provincia de Huesca, José Cardús Llanas, estuvo por aquí y dejó constancia de ellos en sus artículos del Heraldo de Aragón. Antes, en el semanario barbastrense El Cruzado Aragonés, publicó el 18 de agosto de 1956 un artículo titulado "Castillo de Artasona de Cinca". Cardús entendía que, en función de la distribución de calles y casas, esta localidad, en su tiempo, estuvo amurallada.

En el citado diario zaragozano publicó tres artículos sobre esta localidad, concretamente los días 7, 14 y 21 de junio de 1981. Aludía a esa condición de "villa amurallada", la pérdida de "la bella solana o aximénez del palacio de los Turmo y Mola" y la carpintería interior de este edificio que había sido vendido hacía ya algún tiempo, según narraba en su escrito.

Una última cita. Saturnino López Novoa, en su "Historia de Barbastro" publicada en 1861, destaca el torreón y palacio del marqués de Artasona y menciona que "los sepulcros de piedra con osamenta hallados en las excavaciones que en su día se han hecho, indican haber sido habitados por los moros". Supongo que por esto aparece en algunos escritos que el castillo original fue musulmán. Una última foto y volvemos a casa.

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